La seguridad de México en ¿la Guardia Nacional?

Por Violeta Martínez

En México estamos acostumbrados a las constantes olas de violencia que nos golpean aunque a veces suelen sentirse en unos Estados más que a otros.

Aquellas promesas de los presidentes a inicios de campaña resuenan en cada ciudadano, en donde depositan su esperanza cada seis años en insistentes esfuerzos por combatir la nueva guerra por venir.

Sin embargo, cada año se supera el índice de violencia cobrándose vidas en su camino, y dándole a la población nuevos personajes en el narcotráfico.

Aunque en las zonas urbanas esto no suele sentirse y solo llega a reflejarse en los periódicos donde las notas principales gritan cuantos muertos hubo en un fuego cruzado.

Estados fronterizos como Chihuahua, Sonora, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Baja California son protagonistas y notas rojas todos los días para los medios de comunicación, donde la violencia es el pan de cada día para sus habitantes.

La violencia se normaliza para un habitante de estos estados, donde ver una calle cerrada por militares puede llegar a ser alarmante para alguien de la Ciudad de México.

Y los toques de queda solían ser seguros de vida para alguien de Chihuahua como fue a inicios de los 2000 donde las calles quedaban desiertas a las 8 de la noche cuando los feminicidios eran símbolo de este estado.

Sinaloa que fue siempre la cuna de los narcotraficantes y continuamente tiene la lupa encima por los múltiples escenarios de terror que suele dar, volviendo municipios famosos como Piedras Negras, Guasave,y Mazatlán por los asaltos o balaceras que suelen ocurrir a plena luz del día.

Ahora a mediados del año 2019 y con una Guardia Nacional esparciéndose en los alrededores de la Ciudad de México, los habitantes miran con miedo a las Fuerzas Armadas que aunque solo cumplen el único objetivo de salvaguardar  la libertad, vida e integridad y eliminar aquello que amenace esa seguridad.

No pasa por alto en los ciudadanos aquellos momentos donde las zonas de los estados del norte eran militarizadas dejando un sin fin de muertos y una imagen del militar deshumanizada que violenta los derechos humanos.

Pero ahora para los estados fronterizos el concepto de militarizar un país completo causa cierto pánico y desconcierto cuando se suponía que las zonas rojas estaban muy bien marcadas en la República Mexicana.

Aquella raya que dividía a los estados seguros a los que se les caracterizaba por ser peligrosos ha quedado imperceptible.

Si la normalización de estos actos ya era alarmante en los estados del norte, el hecho de que se están repitiendo ahora en la Ciudad de México debería ser inquietante para sus ciudadanos y para los gobernantes.

Nadie quiere ver la ciudad principal sumergida en violencia y batiendo records de homicidios como lo hizo Tijuana cuando los traficantes mataban y morían por el control del mercado emergente de la droga.

Esa es la realidad que la Ciudad de México está replicando, nadie debería olvidar como el ejército llegó en el 2006 a Michoacán como héroes a combatir el narcotráfico pero salió del estado con el mismo salvajismo de las bandas criminales.

Facebook
Twitter
LinkedIn