La noche del martes se suscitó un bombardeo aéreo donde dejó un agujero de 3 metros diametro de en el centro de hangar de Tajura, ubicado a las orillas de Trípoli.
Cobrándose 44 vidas de inmigrantes y 130 heridos gravemente que yacían en condiciones inhumanas en un centro de detención migratoria.

El ataque se le atribuyó a las fuerzas del mariscal rebelde Jalifa Haftar del Ejército Nacional Libio, que después de la caída de Gadafi (militar, político y dictador libio que gobernó su país durante 42 años), Jalifa no desaprovecho la oportunidad para gobernar Libia con puño de hierro.

Por lo que la ONU condenó la muerte de los 44 inmigrantes e hizo un llamamiento a la comunidad por la violación de los derechos humanos.
«Condenar este crimen e imponer sanciones apropiadas a los autores de esta operación en flagrante violación de los derechos humanos”. comentó El enviado de la ONU.
Sin embargo, no es la primera vez que el centro de detención de inmigrantes se ve amenazado por la guerra.
Siendo la primera vez cuando Jalifa lanzó una ofensiva en abril para controlar la capital de Libia cobrándose desde entonces 650 vidas.

Ghasán Salamé que fue el enviado de la ONU y advirtió:
«Este ataque claramente podría constituir un crimen de guerra, ya que mató por sorpresa a personas inocentes cuyas graves condiciones les obligaron a estar en ese refugio». «Lo absurdo de esta guerra en curso ha llevado a este odiosa y sangrienta matanza a sus más trágicas consecuencias».
Llama a las autoridades a que haya castigo a quienes perpetraron y suministraron las armas para la operación.
Asimismo la ONU ha dicho que Libia no es un país seguro para inmigrantes ya que los ataques siguen intensificando.
“Aquellos que son interceptados en aguas del Mediterráneo no sean devueltos a su territorio”.

También el máximo responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi mencionó
“Defendido que los países con influencia deben cooperar para poner fin al conflicto, en lugar de incendiarlo”.